COVID-19: La reapertura es para ayudar a la economía, NO porque el virus haya desaparecido

Campana lanzada por la Organizacion Panamericana de la Salud

OSCAR VIGIL / TORONTO /

Desde el viernes de la semana pasada la ciudad de Toronto y otras ubicadas en el GTA entraron a la etapa 3 de reapertura gradual que vive el país en medio de la pandemia creada por el COVID-19. Esta etapa implica la reapertura de bares, restaurantes, cines y muchos otros negocios, en los cuales, bajo ciertas medidas sanitarias, la ciudadanía ahora puede ir a relajarse.

El problema que esta reapertura representa es que son precisamente los espacios interiores o cerrados los mas favorables para la transmisión de la enfermedad, dado que la aglomeración de personas y la escasa circulación de aire promueve la propagación del virus.

El debate sobre si se debía o no haber permitido las aglomeraciones en lugares cerrados en este momento es algo que inició desde hace mucho y que con seguridad continuará durante las próximas semanas, porque es una discusión que tiene mucho que ver la dicotomía entre salud y economía que se está dando en prácticamente todos los países del mundo.

No hay duda de que muchos negocios están prácticamente asfixiados tras cuatro meses de la pandemia y su subsecuente cuarentena, y que necesitan clientes a la brevedad posible. Pero también es cierto que, si bien el número de infectados en el país continúa a la baja, y específicamente va mejorando en la provincia de Ontario, el virus aún no está del todo controlado y no lo continuará estando durante aún mucho tiempo.

En este sentido, mas que entrar en ese debate de si se debía o no haber entrado ya a esta nueva fase de reapertura, considero que lo mas importante es que nosotros, los ciudadanos, consumidores o “taxpayers” tengamos claro que estos negocios se han reabierto porque es una necesidad económica para sus dueños, para la ciudad, para la provincia y para el país reabrirlos. Pero no se están reabriendo porque el virus haya desaparecido.

El virus continúa ahí, en la calle, y principalmente en las aglomeraciones y en los lugares cerrados, esperando a que algún despistado pase a recogerlo.

El problema con esta reapertura económica en medio del riesgo de contagio aumenta con algunos mitos que la misma población ha creado sobre la base de información científica mal entendida (ya sea consciente o inconscientemente).

La primera es sobre el uso de las mascarillas, ya que muchas personas ahora creen que con usar mascarilla es suficiente para no adquirir la enfermedad, ya sea que se esté en espacio exteriores o en espacios interiores, con poca o con mucha gente cerca.

La verdad es que la mascarilla común y corriente que todo mundo usa, ya sea descartable o de tela, no protege a la persona de adquirir la enfermedad. Lo que estas mascarillas hacen realmente es prevenir que la persona que la usa contamine a los demás al retener la exparsión de su saliva, ¡y por eso hay que usarlas! Las únicas mascarillas comerciales que sí protegen de contagio son las ahora famosas N95, las cuales, tal y como su nombre lo indica, filtran el 95% de las partículas grandes y pequeñas que circulan en el aire.

El segundo mito tiene que ver con los guantes, ya que muchas personas creen que al usarlos están protegidos, y por tanto los usan durante horas. Los guantes son efectivos siempre y cuando la persona los use para una determinada acción y luego los tire a la basura y use otros para la siguiente actividad, pero si usa los mismos para todo es como que estuviera usando sus manos descubiertas, con el agravante de que no se las lava, ¡porque nadie lava los guantes!

Dado que la reapertura económica es inminente y que el convivio con la enfermedad por algún tiempo también lo es, debemos estar conscientes de cómo es que este virus funciona y, sobre todo, cómo podemos disminuir las posibilidades de adquirirlo.

Me ha llamado mucho la atención una de las campañas de orientación sobre el tema que la Organización Panamericana de la Salud ha lanzado en los países de América Latina, la cual platea que, durante la flexibilización de las medidas, uno debe evitar “las tres C”: Evite los lugares CERRADOS con poca ventilación; evite los espacios CONCURRIDOS o abarrotados de personas; y evite el CONTACTO cercano, como conversaciones cara a cara. Y advierte que “el riesgo de infección o de brotes puede incrementarse cuando las 3 C ocurren al mismo tiempo”.

Así es que ya lo sabe, tenga claro que la reapertura de muchos negocios se debe específicamente a una necesidad económica muy fuerte, y no precisamente porque el virus haya desaparecido. Todo lo contario, el virus sigue ahí, vivo, esperándolo en las aglomeraciones, en los lugares con escasa circulación de aire y en el contacto directo.

En este sentido, utilice las mascarillas y los guantes, manténgase distanciado de las personas por lo menos por dos metros, lávese las manos con frecuencia y, sobre todo, haga un uso adecuado de su sentido común.