La beata Nazaria Ignacia, de Bolivia, santificada junto al arzobispo Oscar Romero, de El Salvador

MARCO A. GUZMÁN / TORONTO /
El Monseñor Oscar Arnulfo Romero, de El Salvador, y la Beata Nazaria Ignacia, de Bolivia, serán canonizados el próximo 14 de octubre por el Papa Francisco en el Vaticano.

Oscar Arnulfo Romero Galdámez, prelado de la iglesia católica en El Salvador, sirvió como arzobispo del país Centro Americano. Nació en Ciudad Barrios el día 15 de agosto 1917. Luchó contra la pobreza e injusticia social; fue asesinado en 1980 mientras celebraba una misa en la capilla del hospital de la Divina Providencia.

Nazaria Ignacia March Mesa nació el 10 de enero de 1889 en Madrid, España. Ella fue la cuarta hija de once hermanos. A la edad de 9 años recibió la primera comunión. La familia pasó dificultades económicas y tuvo que trasladarse a México. Regresó a España y en 1912 es destinada a Oruro, Bolivia, junto a nueve novicias, quienes trabajaron por doce años en obras de caridad y cuidado de huérfanos, ancianos y ancianas.

Aquellos días había escases de sacerdotes, ausencia de una congregación religiosa local e indígena. Nazaria Ignacia dio una respuesta audaz al fundar una nueva congregación denominada Hermanas Cruzadas de la Iglesia (HCI). Diez jóvenes bolivianas fueron las primeras misioneras y quienes fueron sus primeras compañeras de servicio a la comunidad.

Años atrás, viajé con mi padre Gregorio a Sucre, ciudad capital de Bolivia, en búsqueda de datos históricos para mi libro sobre el primer presidente netamente boliviano, Andrés Santa Cruz Calahumana. Al regresar del Archivo Nacional de Historia encontré a mi padre en la Plaza central rodeado de tres monjitas. A manera de introducción les dije que veníamos de Huarina, ubicada a orillas del Lago Winaymarca, provincia Omasuyos del departamento de La Paz. La Hna. Maria Teresa Flores dijo que eran misioneras cruzadas de la Iglesia. Agregó que la Casa Matriz se encontraba en la ciudad de Oruro y que tenían sucursales en casi todos los nueve departamentos de Bolivia, excepto en Tarija. Otra hermana dijo que trabajaban también en otros veinte países.

El 16 de Julio 1925, Nazaria Ignacia sale del Beaterio de las Hermanitas Descalzas y funda una nueva congregación con 40 centavos en su alcancía entregadas por la ex-Abadesa. Sobre su misión, la Madre Nazaria decía que “consistía en hacer conocer al hombre y a la mujer el mensaje de Dios que los ama. Quiero levantar a Bolivia de su postración, no sólo quiero pan para sus pobres, ni repartir limosnas que se recogen de la Caridad, sino elevar la dignidad de este pueblo ensenándoles a practicar trabajo digno, haciéndoles sentir que en las manos de todos y de cada uno, está el participar de la belleza, de la armonía, la dulzura y la felicidad de sentirse hijos de Dios”.

Por su carisma y ejemplo de amor apasionado por Cristo y su Iglesia, marcó historia en Oruro y en la vida de muchas personas no sólo de su país adoptivo, sino de una veintena de otros países en el mundo.

La Conferencia Episcopal Boliviana, las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia y el pueblo de Bolivia, solicitaron al Papa Juan Pablo II reconocerla en su santidad mostrada al pueblo de Dios. Su coronación canónica sería un motivo espiritual especial como primer fruto de santidad en tierra boliviana.

El día 26 de enero de 2017, el Papa Francisco aprobó el decreto que reconoció el milagro atribuido a la intercesión de la Beata Nazarias Ignacia.

Muere en Buenos Aires, Argentina, el 6 de Julio 1947 y sus restos fueron trasladados a la Casa Matriz de las Hermanas Cruzadas de la Iglesia en Oruro el 18 de junio 1972. La cripta está ubicada en la esquina de las calles Soria Galvarro/Murguia y recibe a menudo peregrin@s y visitantes.

La Santa Nazaria Ignacia ya tiene oficialmente una Avenida con su nombre, aprobada el 26 de septiembre por el consejo municipal de Oruro. La Avenida parte cerca del monumento a la Virgen del Socavón en el cerro Santa Barbara con una extensión de 2.6 Km.

Aleluya, Bolivia y El Salvador están de gozo espiritual, particularmente la comunidad de fe.