La asesoría es clave para procesar exitosamente un caso migratorio

Por Vilma Filici

filici@filici.com

 

TORONTO. Esta semana recibí un correo electrónico de un joven a quien le rechazaron su caso migratorio, lo había procesado él solo y se lo rechazaron. Él tramitó la solicitud de residencia permanente a través de un tío que supuestamente estaba solo aquí en Canadá.

Hay una sección de la Ley de Inmigración que le permite a un ciudadano canadiense o a un residente permanente mayor de 18 años de edad, patrocinar a cualquier miembro de su familia si no tiene familia directa residiendo aquí en Canadá. Entonces, este joven pensó que tenía muy buenas posibilidades de obtener la residencia permanente en el país a través de este programa.

Obviamente se entusiasmó muchísimo cuando el tío hizo el patrocinio y el joven recibió la notificación de que su caso estaba en proceso. Lo mandaron a hacer exámenes médicos, lo mandaron a hacer pruebas biométricas, y entonces pensó que todo el procedimiento estaba súper bien. Pero en algún momento transfieren el expediente al consulado responsable del procesar el trámite, y al pasar un período de un año, recibió esta semana una carta donde le notificaban que le habían rechazado el caso porque no cumple con los requisitos legales.

Resulta que hay un pequeñito detalle en la legislación que el joven no sabía, y que el tío tampoco sabía, el cual es que para poder satisfacer esa sección de ley, el ciudadano canadiense o residencia permanente tiene que estar solo, y eso significa estar absolutamente solo, no puede tener a ningún familiar más en Canadá. Pero el tío tenía esposa e hijos, y obviamente lo declaró en la solicitud porque se lo preguntaron. Y por esa razón el caso fue rechazado, por no cumplir con todos los requisitos.

El joven me contactó porque quería apelar la decisión ante la Corte de Apelaciones de Inmigración, pero obviamente yo le dije que no malgastara su dinero porque la decisión que le habían dado era una decisión correcta de acuerdo con la Ley de Inmigración, y que no había ninguna posibilidad de que él pudiera ganar esa apelación. Le dije que lo mejor sería explorar qué otras posibilidades tenía, para poder obtener su residencia permanente en Canadá.

Seguimos en comunicación con este joven, y me dijo que está en Canadá desde hacía seis años, y que ha estado trabajando legalmente con permiso de trabajo en el país durante todo este tiempo. Al escuchar esto, el consejo que le di automáticamente es que evaluáramos de qué otra manera podíamos hacer su trámite, ya que está legalmente en el país, está con un permiso de trabajo, y obviamente hay otras avenidas y no solo necesariamente la que el trató de usar para obtener la residencia permanente.

Continuamos la comunicación y resulta que el joven habla perfecto inglés: escribe, lee y entiende; y también habla perfecto francés: lee, escribe y entiende. Entonces hice una evaluación y califica sin lugar a duda para el programa de personas de habla francesa, o para los francófonos. Porque esta es una de las categorías que están siendo invitadas a iniciar el trámite de residencia permanente cuando hacen los sorteos del Express Entry. Con toda la experiencia de trabajo canadiense que ha vivido, y con hablar perfectamente francés, califica sin lugar a duda para este programa migratorio.

Casos como este suceden con mucha frecuencia porque lo que pasa es que muchas personas entran a la página web del Departamento de Inmigración y leen la información de los programas, y si no tienen los conocimientos profundos sobre las leyes de inmigración, es muy fácil interpretar erróneamente estos programas de inmigración y los requisitos.

Así, la persona ve que se puede patrocinar a cualquier pariente, pero no entiende que hay que cumplir condiciones, es decir que sí puede patrocinar a un pariente, como en el caso de este joven, pero no entiende que el patrocinador tiene que estar solo. Y a veces la gente piensa que estar solo significa no tener hermanos viviendo en Canadá, o no tener a los padres viviendo en el país, y consideran que están solos, aunque estén con su familia nuclear.

En esta lógica, un profesional que trabaja en el tema migratorio sabe que la familia nuclear es suficiente para excluir al residente permanente o al ciudadano canadiense de patrocinar a un sobrino. Pero como en este caso, en todas las categorías de inmigración sucede que personas se lanzan a hacer sus propios procesos sin entender la minucia de los reglamentos. Y a veces se dan detalles tan tontos como por ejemplo rechazos porque la persona no puso la correcta categoría TEER (Training, Education, Experience and Responsibilities) que pide el Departamento de Inmigración. Todo lo demás está perfecto, pero no la TEER correcta y entonces le rechazan la solicitud.

Otra cosa que también sucede con mucha frecuencia es que las personas vienen a la consulta migratoria con una idea predeterminada de lo que quieren hacer. En la conversación uno hace la evaluación y se da cuenta de que el cliente no califica para el programa que ha seleccionado, por lo que después se tiene que hacer todo un trabajo de convencerlos de que no les conviene dicha categoría porque no tienen el puntaje que se necesita o porque les falta “x” requisito. Y hacerles entender y que acepten lo que uno les está diciendo no necesariamente es fácil.

Porque generalmente las personas vienen con una idea que se formaron por haber hablado con alguien en la comunidad, por haber leído algo en las redes sociales, o por haber escuchado a alguna de esas personas que ponen vídeos y dan consejos en las redes sociales sin tener conocimientos de lo que están diciendo.

Entonces se da con muchísima frecuencia que algunos clientes vienen a una consulta y uno tiene prácticamente que desarmar todo el proyecto que ellos traen y hacerles notar dónde están las fallas en cuanto a los términos legales, y después ofrecerles lo que en realidad puede ayudarles a obtener su residencia permanente en el país.

En esta lógica, la recomendación en general que quiero dar en esta columna, es que, si una persona se siente capaz de tramitar su propio caso, si no quiere pagar para que un consultor o un abogado les haga el proceso, que eso está muy bien, pero que por lo menos hagan una cita con un especialista para cerciorarse de que lo que están haciendo es correcto. Porque este joven, por ejemplo, perdió un montón de dinero y un montón de tiempo en un proceso que, si lo hubiese visto un profesional, desde el principio le hubiese dicho que no lo hiciera porque se lo iban a rechazar.

En ese sentido, insisto en que inviertan tiempo en una consulta antes de lanzarse a realizar procesos sin comprender totalmente el alcance de sus acciones.