Perfil del escritor peruano Pepe Castro Pozo, el artista imprescindible

PepeCastroPozoPURO TEJADA / TORONTO /
Si a alguien que yo conozco le cabe la definición de “imprescindible”, de Bertold Brecht (aquellos que luchan toda la vida), es a José Castro Pozo, mejor conocido como Pepe. Nacido en Lima, Perú, el 25 de junio de 1932, es un hombre de cultura de pies a cabeza: su titánica labor abarca los renglones de teatro, dramaturgia, poesía, periodismo y promoción socio cultural con una trayectoria en muchos casos pionera en su país de origen.

Luego de una dilatada vida cultural en Perú, pasa a residir en Canadá en calidad de refugiado (con una breve escala en EEUU) y continúa activo primero en el Centro Comunitario de Trent y ahora en Toronto con Casa Maíz y con la Casa Cultural Ferriz Olivares, en eterna complicidad con su esposa Renee, editora, profesora y activista cultural.

Su poesía ha sido publicada, entre otros, en “Papel de tiempo” (Lima, Perú 1998), el boletín “La hoja de parra”, y un opúsculo bilingüe presentado por Carmela Valles, Executive Director of The New Canadians Centre Peterborough. En ella se refleja en esencia lo testimonial, más cerca del torrente expresivo nerudiano que de la concreción de un Valle o, por ejemplo:

“El primer amor
La primera piedra en el camino al cielo
donde ella y él se encuentran separados
por un abismo…
El primer amor
es el palpitar del tiempo en el espacio del corazón”.
(El primer amor)

La relación naturaleza-mujer fecunda es muy importante en la obra de Pepe, aunque no lo refiere como rol único sino como aspecto vital. Hay también referencias a la búsqueda de la equidad de la mujer.

Otro elemento a destacar es la apertura de su sensibilidad poética a la nueva tierra que lo acoge, sea en lo relativo a sus recursos naturales (Niagara Falls, Peterborough villa global) así como interesantes paralelos de su herencia peruana con la tradición canadiense (La fiesta del agua, Rojo y blanco).

Le cedo a Pepe las palabras finales:
“Y me siento gota de agua horadando la noche!
¡Al amigo le dejo mi vocación de mártir!
¡Al enemigo mi risa rompiéndole los dientes!
¡Ya me puede herir el viejo destino!
Con humildad les lego mi bandera pirata
y mis sueños de hombre fecundando a la vida”.

*Puro Tejada es un escritor dominicano residente en Toronto.