Odio en el aire en Nicaragua: Polarización política impide disfrutar velada boxística

GUILLERMO FERNÁNDEZ AMPIÉ* / MEXICO

La polarización e intolerancia política que viven los nicaragüenses se ha exacerbado a tal punto que hasta impide disfrutar de una buena velada boxística. El fenómeno se exacerbó después de los violentos sucesos de abril de 2018, que la oposición califica como protestas pacíficas y el gobierno consideró como un intento de golpe de Estado, que dejaron más de trescientas personas fallecidas. Desde entonces son cotidianos los enfrentamientos verbales y amenazas en las redes sociales entre los que rechazan al gobierno del presidente Daniel Ortega y quienes lo respaldan.

La más reciente de estas confrontaciones se dio con motivo de la velada boxística entre el cinco veces campeón Román “Chocolatito” González, nicaragüense, y el mexicano Juan Francisco “El Gallo” Estrada, por la unificación de los títulos en la categoría “supermosca” (115 libras). Desde que se anunció la pelea, los opositores al presidente Ortega inundaron las redes con mensajes que deseaban lo peor a González, un joven de origen humilde simpatizante del sandinismo que en diversas ocasiones ha expresado su respaldo al gobierno, argumentando que es el único que realmente se ha preocupado por los más pobres del país.  Esto es algo que los opositores no le perdonan.

En la otra acera, los simpatizantes sandinistas defendían a su ídolo deportivo, a quien consideran un orgullo para el país, y calificaban como “mata-mama”, “vendepatrias” y “cegados por el odio” a los nicaragüenses que deseaban la derrota del “Chocolatito”.

El pasado sábado, día de la velada, los signos de esta aguda polarización se hicieron más evidentes. Antes de subir al ring, Estrada y su equipo publicaron una fotografía en la que despliegan las banderas mexicana y nicaragüense, esta última invertida, con el escudo de Nicaragua al revés, lo que para los opositores representa un símbolo de protesta. Los simpatizantes sandinistas y otros nicaragüenses, en cambio, consideraron el hecho un irrespeto al emblema nacional. Por su parte, el “Chocolatito” subió al ring con una playera alusiva a las elecciones generales que celebrará Nicaragua en noviembre de este año, evidenciando una vez más su preferencia política por el sandinismo y su apoyo al presidente Ortega.

El encuentro fue realmente intenso. Según los cronistas deportivos, rompió récords mundiales de intercambio de golpes en un solo combate. En doce asaltos, ambos boxeadores lanzaron más de 2,500 puñetazos. En general la pelea fue técnicamente limpia, más allá de un par de cabezazos y algunos golpes bajos que Estrada propició al “Chocolatito”. A decir de los locutores, “fue electrizante”. Sin embargo, en Managua y otras ciudades de Nicaragua y de América Latina, lo que electrocutó a muchos aficionados antisandinistas fue la corriente del desprecio y el odio político. En uno de los videos publicados, fanáticos opositores queman una playera de González mientras gritan desaforados: “El pueblo de Nicaragua te desprecia, te odia, chocosapo, asesino, maldito paramilitar. Esta es una protesta cívica. Por paramilitar, asesino, cobarde”.

Contrario a la excelencia y limpieza del combate, decidido en las tarjetas, el fallo de los jueces fue turbio y generó amplias polémicas. En especial la puntuación que el juez venezolano Carlos Sucre otorgó al “Gallo” Estrada, a quien habría visto ganar con 117 puntos sobre 111 de González. Para los sandinistas, y algunos especialistas también adversos al sandinismo, la anotación fue un fraude. Los sandinistas aseguraban que fue “un descarado robo motivado políticamente”, más aún después que circuló en las redes información que aseguraba que el juez venezolano, radicado en Miami, también es un furibundo antichavista y opositor al gobierno de Nicolás Maduro (considerado aliado al gobierno del sandinista Daniel Ortega). Compubox, el servicio de las computadoras de una de las principales televisoras deportivas de Estados Unidos registró que González lanzó 1,397 golpes frente a 1,212 del “Gallo”, de los cuales 391 aterrizaron en la humanidad de su oponente. En cambio, Estrada sólo pudo impactar al “Chocholatito” 314 puñetazos. Según estas estadísticas, el porcentaje de efectividad favoreció al Chocolatito en un 30% frente al 26% del Gallo Estrada, quien en el asalto final estuvo a punto de ser noqueado. El mexicano reconoció posteriormente que él consideró que el resultado sería un “empate”.

Sin embargo, entre los opositores nicaragüenses el fallo de los jueces supo a miel y lo celebraron con burlas y escarnio contra el “Chocolatito” y los simpatizantes sandinistas. En un bar de Managua, después de la pelea sandinistas y antisandinistas se trenzaron a golpes y silletazos, causando graves daños al local. En Twitter también hubo un intercambio de mensajes incluso más intenso que la propia pelea, a favor y contra los resultados. Algunos de ellos: “Soy mexicano. La pelea es empate o ganó el Chocolatito”, “Así como fue la mejor pelea, fue el más grande fraude”.

Al día siguiente los organizadores de la pelea anunciaron la suspensión del juez venezolano, quien también deberá explicar su fallo. Más allá del boxeo, la polarización política y la politización de eventos deportivos resulta preocupante y debe alertar sobre lo que podría ocurrir en Nicaragua tras las elecciones de noviembre.

*Guillermo Fernández Ampié es un periodista nicaragüense con doctorado en Estudios Latinoamericanos, quien actualmente es catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).