Nayib Bukele, su prepotencia y la nueva dictadura que cierne sobre El Salvador

DOUGLAS AGREDA* / MONTREAL /

Aprender de su pasado es lo que aún no queda claro para el Presidente de El Salvador Nayib Bukele y sus seguidores.

Esto quedó demostrado con el uso que hizo de la Fuerza Armada y de la Policía Nacional Civil el pasado domingo 9 de febrero, para tratar de ejercer presión a los parlamentarios salvadoreños y con eso lograr que los diputados aprobaran un préstamo por 109 millones de dólares, fondo que utilizará para la implementación de su plan Control Territorial en su tercera etapa.

Al parecer el diálogo y la concertación son solo palabras para el presidente salvadoreño, quien desde antes de ser elegido presidente mostraba sus “caprichos”, primero como alcalde del pequeño municipio de Nuevo Cuscatlán, localizado en las vecindades de la capital del país.

Después mostró sus aires de rebeldía y faltas hacia la institucionalidad, cuando llegó a presidir la alcaldía de la capital salvadoreña, San Salvador, bajo la bandera del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nación (FMLN), que en esos momentos gobernaba el país.

Debido a esos aires de rebeldía y falta de respeto hacia sus mismos colegas en el Consejo Municipal, más fuertemente hacia las mujeres, es que le ha valido hasta la fecha demandas judiciales por su irrespeto en cuestión de género.

Pero han sido las acciones tomadas por el presidente Nayib Bukele hacia los diputados con una interpretación antojadiza de algunos artículos de la Constitución salvadoreña, como se lo hizo saber la misma Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia un día después de haber invadido con policías y soldados las instalaciones de la Asamblea Legislativa, las que lo han dejado al descubierto como un “dictadorcito” del país centroamericano.

Su popularidad lo hace perder la cabeza, y la manipulación de la información aún más, como lo ha hecho en los últimos años desde sus sitios de sus innumerables sitios de “noticias”, donde la información difundida es para desprestigiar a los rivales políticos y para magnificar las acciones del mismo Bukele.

Hoy por hoy, las intenciones de Bukele de presionar a los diputados para la aprobación de un préstamo por 109 millones de dólares no justifican sus acciones, mucho menos, cuando el argumento de los diputados es de cuestionar al gobierno sobre las justificaciones de hacia dónde va el dinero, en caso de aprobarse.

Ese dinero tiene rumbo hacia el plan de seguridad llamado “Plan Control Territorial etapa 3”. Las dos primeras etapas contaron con el financiamiento de más de 300 millones.

En ocho meses de gobierno de Bukele, ha demostrado con su agenda, con la manipulación y con la creación de cortinas de humo, que lo que busca es desviar la atención sobre los temas de interés para el conjunto de la población salvadoreña.

Y aunque según diversas encuestas cuente con la aprobación de la mayoría de la población salvadoreña, el pueblo en El Salvador debe estar atento de no adular extremadamente a quien llegó al poder por medio del partido fundado por el expresidente salvadoreño Antonio Saca, quien actualmente se encuentra en prisión, condenado por haber cometido delitos de corrupción durante su mandato.

*Douglas Agreda es un periodista salvadoreño radicado en Montreal. Foto: Yaneth Estrada, Agencia Internacional Voz de la Diáspora