Por Vilma Filici
TORONTO. El 28 de octubre de 2024, el primer ministro Justin Trudeau y el ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía (IRCC), Marc Miller, realizaron una conferencia de prensa en Ottawa donde discutieron objetivos de inmigración de Canadá. En este discurso, Justin Trudeau mencionó que el rápido crecimiento poblacional después de la pandemia ha creado presiones en la vivienda y en los servicios sociales. De igual manera, admitió que su gobierno no logró equilibrar adecuadamente las necesidades laborales con el crecimiento poblacional y, por ende, anunció las reducciones graduales en los objetivos de inmigración.
Justificó estas reducciones como necesarias para estabilizar el sistema de inmigración y permitir que las comunidades y los servicios esenciales se adapten a las necesidades de la población existente. Pero señaló también que instituciones educativas fraudulentas y corporaciones explotan a trabajadores extranjeros temporales y a estudiantes internacionales para obtener ganancias, entre ellos criticó a los consultores de inmigración, destacando que algunos participan en prácticas explotadoras que afectan a inmigrantes vulnerables.
Posteriormente, el 13 de noviembre de este mismo año, el honorable Marc Miller, en una conferencia de prensa en Vancouver, mencionó que, con el objetivo de mejorar la calidad educativa, se planea reducir el número de estudiantes internacionales, subrayando que el programa no puede ser una vía indirecta para emigrar a Canadá. Igualmente, acentuó la importancia de un sistema de asilo justo y firme, en el que las personas que no califican deben abandonar el país, lo que puede implicar deportaciones para mantener la credibilidad del sistema migratorio canadiense.
El 15 de noviembre, el mencionado ministro envió una carta al Colegio de Consultores de Inmigración y Ciudadanía, donde, al destacar la importancia de la colaboración entre esta institución y el gobierno, enfatizó el alto número de estudiantes internacionales solicitando refugio en Canadá. Explicó cómo algunos “reportes” indican que algunos de ellos lo hacen aconsejados por consultores de inmigración que les piden que brinden información falsa. Resaltó posteriormente que Canadá está comprometida a ayudar a personas en necesidad de protección, pero que permitir que personas permanezcan en el país luego de haber mentido es contrario a los objetivos del sistema migratorio canadiense.
Antes de finalmente dar mi criterio al respecto, quisiera continuar hablando del más reciente video de nuestro primer ministro Justin Trudeau, quien, el 17 de noviembre de 2024, conversó sobre cómo en los últimos dos años la población de Canadá ha crecido rápidamente, similar a un “baby boom”. Reconoció cómo, tras la pandemia, el gobierno tardó en ajustar las políticas de inmigración y explicó cómo actores malintencionados, como universidades falsas, grandes corporaciones y consultores de inmigración, están explotando el sistema de inmigración en beneficio propio.
He mencionado esta línea de discursos, pues me interesa enfatizar cómo el gobierno ha empleado tiempo en justificar todas las medidas adoptadas en los últimos dos meses. Como comenté hace unas semanas, durante la pandemia el gobierno respondió a las necesidades de los empresarios autorizando más trabajadores temporales y sus familias, más oportunidades de trabajo para los estudiantes, sus parejas e hijos, sin hacer un análisis holístico del efecto que estas medidas podrían tener en las oportunidades laborales de los ciudadanos canadienses. Ahora, en un corto período de tiempo, se toman tantas medidas a la vez que afectan negativamente a miles de personas que vinieron a Canadá con la esperanza de encontrar una vía hacia la residencia permanente, todos bajo las promesas de este mismo gobierno.
Ahora, reconozco que es penoso que consultores inescrupulosos, instituciones educativas fraudulentas y algunas corporaciones, abusen del sistema migratorio en beneficio propio, explotando así a personas vulnerables. Estas acciones no solo dañan la credibilidad del sistema, sino que también afectan nuestra práctica profesional, ya que generan desconfianza hacia quienes trabajamos de manera ética para apoyar a quienes realmente necesitan orientación y protección. No obstante, a lo anterior, quiero abordar un tema que me preocupa aún más y que se ha discutido de una manera u otra en todos estos discursos, conferencias de prensa e, incluso, en la carta del ministro: el aumento en las solicitudes de refugio y los estudiantes internacionales.
Ya anteriormente había explicado —pues igualmente se había discutido este asunto en un anuncio del honorable Marc Miller— que, en mi consideración, luego de revisar información estadística, efectivamente ha existido un incremento en el número de solicitantes de asilo en Canadá. No obstante, este aumento está directamente relacionado con el incremento del número de personas desplazadas en el mundo por guerras, abusos de derechos humanos y desastres naturales ocasionados por el cambio climático. De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en estos momentos el número de desplazados en el mundo suma 117.3 millones de personas.
Es cierto y lamentable que existan personas que intentan aprovecharse del sistema. Este es un tema delicado y complejo de manejar, ya que, al promover la idea de que muchas personas solicitan asilo únicamente con el propósito de beneficiarse del sistema de inmigración y así obtener la residencia permanente, se corre el riesgo de encasillar bajo este mismo concepto a quienes realmente necesitan protección y buscan ayuda genuinamente.
Quisiera enfatizar que, teniendo en cuenta las estadísticas, aunque en los recientes meses ha existido un incremento en el número de estudiantes internacionales solicitando asilo, muchos de ellos realmente vienen de países que enfrentan problemas graves de abusos de derechos humanos. Muchas personas encuentran en la residencia temporal una vía más rápida para entrar a Canadá, y así consideran que les es posible huir de los problemas que enfrentan. Sin embargo, muchas veces, por total desconocimiento sobre cómo la persecución que han sufrido es motivo válido para una solicitud de asilo en Canadá, no utilizan desde un inicio esta vía, que sería más efectiva para solucionar sus problemas a largo plazo.
Debemos recordar que Canadá es signatario de la Convención de Ginebra y tiene la obligación de permitir que cualquier persona presente una solicitud de asilo si enfrenta persecución o riesgos en su país de origen. Desalentar a los estudiantes de utilizar este derecho puede limitar el acceso legítimo al sistema de refugio. De nuevo, no podemos ignorar que algunos estudiantes internacionales podrían enfrentar riesgos reales de persecución en sus países de origen, lo que justificaría su solicitud de asilo. Pedirles que no utilicen este recurso podría ponerlos en peligro.
Teniendo esto en cuenta, es importante destacar que el Consejo de Inmigración y Refugiados (IRB) está diseñado precisamente para llevar a cabo un análisis crítico de cada solicitud de asilo. Su objetivo principal es evaluar de manera justa y detallada si una solicitud merece ser aceptada, garantizando así que quienes realmente necesitan protección puedan recibirla, mientras se preserva la integridad del sistema de inmigración.
En mi experiencia profesional, ya han sido diversas las ocasiones en las que estudiantes internacionales llegan a mi oficina. Una vez transitado el camino, se han dado cuenta de que han agotado esta vía y no les va a garantizar la residencia permanente. Llegan asustados y en busca de alternativas y, sentados en mi oficina, terminan contando los motivos reales por los cuales no consideran una opción regresar a su país.
Muchos de ellos eran víctimas de persecución, algunos abiertamente y otros de manera más encubierta. Algunos entendían el concepto, pero temían no poder demostrarlo y, por ende, ser regresados; mientras que otros ni siquiera tenían idea de que lo que sufrían era considerado persecución. Es importante recordar que, como conocedores de la materia, muchas veces damos por sentado que las personas entienden de qué hablamos, conocen sus derechos y saben cómo proceder. Sin embargo, muchas veces no funciona de esta manera. Desafortunadamente, las personas que han sido estigmatizadas y vulneradas suelen tardar demasiado tiempo en hablar de su situación real. La mayoría de las veces necesitan orientación y el apoyo de una mano amiga y experta para comprender su realidad. Es en ese momento cuando nosotros desempeñamos un papel fundamental.
En conclusión, si bien es necesario preservar la integridad del sistema y abordar las prácticas indebidas, no debemos perder de vista que detrás de cada estadística y cada política hay personas con historias reales de lucha y vulnerabilidad. Como profesionales en esta área, nuestra labor es servir de puente entre esas historias y el sistema, asegurándonos de que las políticas se apliquen con justicia y humanidad. Es importante señalar que la credibilidad del sistema migratorio no solo radica en su capacidad para detectar abusos, sino también en su compromiso de ofrecer protección a quienes lo necesitan.