Inmigración está escrutando a profundidad los patrocinios de pareja

Por Vilma Filici

filici@filici.com

 

TORONTO. En los últimos meses se ha encendido una nueva señal de alerta dentro del sistema migratorio canadiense. Una reciente decisión de una Corte de Ontario, relacionada con una serie de casos de matrimonios fraudulentos, ha vuelto a colocar el tema bajo un reflector. Aunque el fraude matrimonial no es un fenómeno nuevo, las conclusiones de este fallo han llevado a Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá (IRCC) a incrementar de manera notable el nivel de escrutinio en los patrocinios de pareja.

Y es que, a diferencia de otros tipos de solicitudes, como la de patrocinio de hijos o padres, donde existen certificados de nacimiento o incluso pruebas de ADN para validar la relación familiar, en los casos de parejas casadas, parejas en unión libre o parejas con la denominación de “conjugal partners”, no existe una prueba científica que por sí sola determine si la relación es genuina. Dos personas pueden casarse o vivir juntas durante un año y, si logran reunir la documentación adecuada, es perfectamente posible que presenten un caso.

El caso revelado recientemente involucra a un individuo que prácticamente operaba como un “patrocinador en serie”. Su patrón era siempre el mismo: se casaba, patrocinaba a su pareja, esperaba los tres años requeridos para poder iniciar un nuevo patrocinio, se divorciaba y volvía a casarse. Y así repetidamente.

Es importante recordar que la ley canadiense establece que alguien que patrocina a una pareja, ya sea cónyuge o pareja en unión libre, no puede patrocinar a otra hasta que hayan pasado tres años desde la fecha en que la primera persona patrocinada obtuvo su residencia permanente. Este individuo aprovechaba esa ventana de tiempo para reanudar el ciclo una y otra vez.

Finalmente, IRCC llevó a cabo una investigación exhaustiva que permitió establecer que existía un patrón claro de fraude. Sin embargo, lo realmente lamentable es el impacto que este tipo de casos tiene sobre los miles de parejas genuinas que buscan reunirse y construir una vida juntas en Canadá. Cada vez que un fraude sale a la luz, los oficiales se vuelven más estrictos y exigentes, lo que hace que incluso las parejas verdaderas deban enfrentar un proceso más complejo, lento y minucioso. No solo hay matrimonios en los cuales se pagan grandes sumas de dinero, se habla de casos donde se entregaron hasta $40,000 dólares al patrocinador, sino también situaciones en las que los involucrados son amigos que buscaban “ayudarse” mutuamente. También hay casos de abuso, donde la persona extranjera se finge enamorada, manipula emocionalmente al patrocinador y, una vez obtenida la residencia, abandona la relación.

En nuestra oficina hemos notado un incremento significativo de solicitudes en las que Inmigración pide documentación adicional, incluso en casos que antes habrían sido aprobados sin cuestionamientos. Este aumento en las exigencias es un claro reflejo de que los fraudes están teniendo un impacto negativo en todo el sistema.

Si IRCC descubre durante el procesamiento que la relación no es genuina y el solicitante aún no ha obtenido la residencia permanente, la consecuencia es directa: la solicitud es rechazada. Además, si se determina que hubo intercambio de dinero o declaraciones falsas, pueden presentarse cargos bajo la Ley de Inmigración e incluso cargos criminales. Tanto el patrocinador como el solicitante quedarán marcados en los sistemas internos, y cualquier trámite futuro, sea un nuevo patrocinio o una solicitud personal, enfrentará un nivel mucho mayor de escrutinio.

La situación cambia cuando el solicitante ya obtuvo su residencia permanente y, poco después, abandona al patrocinador. Hemos visto numerosos casos en los que la pareja se rompe justo cuando el recién llegado recibe su tarjeta de residente permanente. Ante estas sospechas, el patrocinador normalmente reporta la situación a IRCC, que entonces inicia una investigación. El proceso incluye: Declaraciones detalladas del patrocinador, Evidencia que lo lleva a sospechar del fraude, Contacto con el residente permanente para escuchar su versión, Requerimientos de pruebas de convivencia, Fotografías, Contratos de renta con ambos nombres, Cuentas bancarias conjuntas, Correspondencia, Declaraciones de impuestos, documentos de viajes, seguros o beneficios compartidos.

Es importante señalar que IRCC no espera que las parejas jamás se divorcien. Las relaciones pueden fallar. Lo que busca el oficial es determinar si hubo una intención real de vivir como pareja. Si el residente permanente no puede demostrar que la relación fue genuina, IRCC puede proceder a revocar su estatus, formular cargos por declaraciones falsas y ordenar una deportación. Cuando la persona ya es ciudadana canadiense, la revocación es mucho menos frecuente. Sin embargo, existen precedentes donde la ciudadanía fue retirada, seguida de la residencia, cuando se comprobó un fraude grave. Cuando quien cometió el fraude es el ciudadano o residente canadiense, por ejemplo, aceptando dinero para casarse, también puede enfrentar cargos criminales. Ha habido casos, especialmente aquellos con múltiples matrimonios y patrocinios, donde los patrocinadores han enfrentado procesos penales completos. Todo este contexto ha generado preocupación entre las parejas verdaderamente comprometidas que desean iniciar un proceso de patrocinio. La recomendación es clara: ahora más que nunca, deben prepararse con documentación sólida, abundante y consistente.

En ocasiones, los clientes se frustran cuando les explicamos que aún no cuentan con suficientes pruebas para presentar la solicitud. Sin embargo, no se trata de burocracia innecesaria, sino de asegurar que la relación pueda demostrarse de manera convincente ante un oficial que, por obligación, debe ser hoy más cauteloso que en años anteriores. Esto implica reunir evidencia variada y coherente: fotografías diversas no solo de la pareja, sino también con familiares y amigos, en distintos contextos, fechas, lugares y eventos, contratos de renta a nombre de ambos, que suelen ser uno de los documentos más relevantes, cuentas bancarias conjuntas, facturas de servicios compartidos y correspondencia enviada al mismo domicilio. También es fundamental demostrar integración en aspectos legales y financieros, como incluir a la pareja en seguros médicos o beneficios laborales, y declararla en los impuestos, incluso si uno no trabaja o está indocumentado, pues la ley lo exige. A ello se suman las comunicaciones, como registros de mensajes, llamadas o correos, particularmente útiles en relaciones a distancia; las declaraciones juradas de familiares y amigos, y la evidencia de viajes, como boletos, reservas de hotel, itinerarios y fotos que muestren convivencia real. Reunir todo esto no solo fortalece el expediente, sino que evita retrasos, solicitudes adicionales y posibles negativas.

La recomendación final para quienes estén en una relación genuina es simple pero fundamental: Guarden absolutamente cada documento, recibo, boleto, foto o evidencia que pueda respaldar la autenticidad de su relación. En un contexto donde el fraude está presionando a las autoridades a ser más estrictas, son estos detalles los que pueden marcar la diferencia entre una solicitud aprobada y una rechazada.

*Image by Gordon Johnson from Pixabay