
Con una bancada de 169 diputados, será un gobierno de minoría en un país que ha quedado dividido tras la campaña
POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
Hace apenas tres meses la suerte parecía estar echada. El Partido Conservador lideraba las encuestas con una ventaja de mas de 20 puntos sobre el Partido Liberal, que iba rezagado en el tercer lugar detrás del NDP. Pero llegó Donald Trump, renunció Justin Trudeau y asumió el puesto Mark Carney. Y el mapa cambió por completo.
En un sorprendente giro político, el mas significativo en la historia reciente de Canadá, el Partido Liberal, liderado por el banquero Mark Carney, ganó las elecciones federales de esta semana con una amplia mayoría, otorgándole un cuarto mandato consecutivo al instituto previamente liderado por Justin Trudeau.
Los liberales se agenciaron 169 diputados (tres menos para obtener un gobierno de mayoría -172 diputados), los conservadores 144, el Bloque Quebequense 22, el NDP 7 y el Partido Verde 1. El mínimo de diputados para ostentar el estatus de Partido Político en el Parlamento es de 12, por lo que el NDP perdió dicho estatus.
Hace un par de meses esto parecía impensable, pero todos los análisis coinciden en que uno de los factores fundamentales que propiciaron la caída de los conservadores en las preferencias electorales, y la subida súbita de los liberales, fueron las amenazas arancelarias de Donald Trump, así como también su insistencia en que Canadá no tiene viabilidad como país y que debe convertirse en el estado numero 51 de los Estados Unidos.
Esta animadversión del presiente estadounidense en contra del país ha provocado un resurgir del nacionalismo canadiense nunca antes visto, el cual se ha visto con evidencia en los juegos deportivos, en los supermercados a la hora de comprar productos, en la cancelación de los viajes al vecino país, y esta semana, en los resultados electorales canadienses. Porque de alguna manera los electores asocian las políticas del líder del Partido Conservador con las de Donald Trump.
Los analistas también coinciden en que otro de los factores que ha contribuido significativamente al triunfo de Carney los liberales ha sido el propio candidato del Partido Conservador, Pierre Poilievre, quien fue incapaz de adaptarse a la nueva realidad política y cambiar a tiempo y significativamente su campaña electoral.
Bien se podría decir que la estrategia de descalificación lanzada desde hace más de dos años por parte del Poilievre en contra del ex primer ministro Justin Trudeau le dio los réditos que buscaba, dado que la popularidad del exmandatario se fue al piso. Sin embargo, esa campaña negativa en la cual el slogan de “Canadá esta arruinada”, culpando a los liberales y la cual tuvo efecto, se volvió en contra del líder conservador a medida que aumentaba el nacionalismo de la población.
Tampoco le funcionó al líder conservador el tratar de vincular a Carney con Trudeau diciendo que eran lo mismo, ni la estrategia de “bullying” en contra de los dirigentes liberales que generó prácticamente una división entre “buenos y malos” en el país.
Al final, los resultados le fueron desfavorables a Pierre Poilievre, quien perdió unas elecciones que pocos meses atrás prácticamente tenía aseguradas, y quien incluso no pudo ganar en su propio distrito electoral, Carleton, en Ottawa, que regentaba desde el 2004, y cuya perdida ahora prácticamente lo coloca en la puerta de salida del liderazgo de su partido político.
A la hora de reconocer los resultados, si bien Poilievre dejó de lado su estilo confrontativo, no reconoció sus pérdidas como derrota, sino mas bien destacó los éxitos de su partido en las elecciones y no abordó las divisiones dentro del movimiento conservador.
“A mis compañeros conservadores, tenemos mucho que celebrar esta noche”, les dijo, señalando que el partido había ganado alrededor de 20 escaños adicionales y había obtenido el mayor porcentaje de votos desde la reelección del ex primer ministro Brian Mulroney en las conocidas como las elecciones de “Libre Comercio”.
“Hicimos todo esto en un entorno difícil”, dijo Poilievre, y afirmó que trabajará con otros partidos para “lograr un acuerdo comercial que nos permita superar estos aranceles y, al mismo tiempo, proteger la soberanía de Canadá y del pueblo canadiense”.
Mark Carney por su parte, tras lograr algo que realmente parecía imposible hace poco tiempo, felicitó a sus rivales políticos por “todo el trabajo que realizaron y su servicio a Canadá, ahora y en el futuro”, y dijo que “La humildad subraya la importancia de gobernar en equipo, tanto en el gabinete como en las asambleas parlamentarias, y de trabajar de forma constructiva con todos los partidos en el Parlamento”.
Luego, se dirigió a quienes no votaron por él, afirmando que pretende gobernar para todos los canadienses, “sin importar dónde vivan, sin importar el idioma que hablen, sin importar cómo hayan votado”.
“Millones de nuestros conciudadanos preferían un resultado diferente”, declaró, pero pidiendo: “Acabemos con la división y la ira del pasado. Todos somos canadienses y mi gobierno trabajará para y con todos”.
Por otra parte, el gran perdedor de la contienda fue el líder del Partido Nuevo Demócrata (NDP), Jagmeet Singh, quien tras felicitar a Mark Carney anunció que renunciará como líder del NDP tras un decepcionante resultado que provocó una importante disminución en el recuento de escaños del partido.
Aseguró que renunciará tan pronto como se nombre a un líder interino, tras no lograr incluso su escaño en la circunscripción de Burnaby Central en British Columbia.
Durante su discurso, Singh se emocionó varias veces al agradecer a su familia, a su grupo parlamentario y a su personal. “Hace casi ocho años fui elegido líder de este increíble partido, de este increíble movimiento. Trabajé muy duro para ser digno de esta confianza, para estar a la altura del legado de nuestro movimiento”, dijo. Y apuntó: “Renunciaré como líder”.