
En la primera reunión tras la toma de posesión de Mark Carney, acordaron establecer las “prioridades para la construcción de la nación”
POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
La señal mas clara de que las cosas van muy bien entre el Primer Ministro Mark Carney y los Premieres de todas las provincias y territorios de Canadá, es que el Premier de Ontario, Doug Ford, salió cantando “Love Is In The Air” tras la primera reunión sostenida con el recién electo Primer Ministro del país.
“Salimos todos unidos de esa sala, y eso es lo más importante. Ahora el Primer Ministro se pondrá a trabajar, conseguirá la aprobación de la legislación y nos la repartiremos. Hoy lo describí como Papá Noel: Él llegó, y su trineo estaba lleno de todo tipo de cosas. Ahora se ha ido de regreso al Polo Norte. Lo va a poner en orden y luego nos llamará”, dijo Ford, bromeando que quien tiene el estómago de Papá Noel es él.
Lo cierto es que los Premieres expresaron unánimemente su opinión al final de la reunión de esta semana y mantuvieron en secreto cualquier desacuerdo. Esto por sí solo podría ser una victoria para Carney, aunque no haya presentado una lista clara de prioridades de proyectos que merezcan la etiqueta de “construcción nacional” con la que todos estén de acuerdo y que se aprueben en una vía rápida.
Los Premieres se esforzaron por presentar la reunión como un éxito, y Ford dijo incluso que fue la mejor a la que había asistido en la última década, minimizando cualquier expectativa de que se hubiera elaborado una lista que se decidiera al respecto.
La realidad es que el primer ministro Mark Carney, quien prometió que su gobierno actuaría con una velocidad sin precedentes para acelerar los “proyectos de construcción de la nación”, salió de la reunión con los Premieres sin la lista prometida de proyectos que se aprobarían rápidamente. En lugar de revelar prioridades detalladas, esbozó los principios generales que guiarían la futura selección de proyectos masivos de infraestructura.
“El objetivo es generar la certeza, la estabilidad y la ambición que los promotores necesitan para catalizar inversiones masivas; inversiones que convertirán a Canadá en una superpotencia energética y construirán la economía más sólida del G7”, dijo Carney, quien fue elegido el 28 de abril con el mandato de abordar rápidamente la amenaza que representan los aranceles del presidente estadounidense Donald Trump.
Pero si bien el primer ministro no presentó una lista de proyectos, expresó su más firme apoyo hasta la fecha a un futuro oleoducto para transportar el petróleo de Alberta desde las arenas petrolíferas hasta el puerto, aunque reconoció que actualmente no hay propuestas de proyectos del sector privado sobre la mesa.
La declaración conjunta tras la reunión indicó que todos coincidieron en que “Canadá debe trabajar urgentemente para llevar los recursos naturales y las materias primas canadienses, como los minerales críticos y el petróleo y el gas canadienses descarbonizados, a los mercados nacionales e internacionales a través de oleoductos, apoyados por el sector privado, que brinden acceso a mercados globales diversificados, como Asia y Europa”.
Carney dijo en la conferencia de prensa que esto significa “sí, que un oleoducto… llegue a la costa”, añadiendo la aparente salvedad de que “en el contexto más amplio del interés nacional, el interés reside en… los barriles descarbonizados”. A pesar de no haber entrado en detalles al respecto, la Premier de Alberta, Danielle Smith, describió una gama de tecnologías que incluyen la captura, utilización y almacenamiento de carbono, utilizando en última instancia energía hidroeléctrica o pequeños reactores nucleares modulares para descarbonizar, y posteriormente la captura directa de las emisiones de carbono en el aire durante la última milla.
Carney afirmó que si se materializa dicho potencial, el gobierno federal buscará impulsarlo, pero enfatizó que no se trata solo de oleoductos y destacó que otras iniciativas incluyen un corredor energético y minerales críticos.
Por su parte, Danielle Smith elogió el cambio de tono del gobierno federal y celebró el objetivo de Carney de convertir a Canadá en una superpotencia energética mundial.
“Hacía tiempo que no escuchábamos ese tipo de lenguaje, tanto sobre energía convencional como limpia”, dijo Smith, quien enfatizó que los oleoductos son cruciales para la unidad nacional ante un posible referéndum sobre la secesión de Alberta.
El primer ministro de Manitoba, Wab Kinew, quien impulsa nuevas infraestructuras para transportar petróleo y gas desde Churchill, bromeó: “Estamos construyendo un puerto en el Polo Norte”.
Más seriamente, Kinew enfatizó la necesidad de usar la crisis comercial como catalizador para ayudar a los más desfavorecidos de Canadá, incluidos los pueblos indígenas. “Es una oportunidad generacional para los canadienses, pero también lo es para algunas de las comunidades más pobres de nuestro país”, dijo Kinew.
“Y si tenemos una ventana de oportunidad para desarrollar Canadá y podemos vincular a más jóvenes a la educación, a una vía hacia el comercio, la universidad, si podemos construir la infraestructura vial, de transmisión y de expansión para generar esas oportunidades, este país no solo mejorará en términos de crecimiento del PIB”.
Carney prometió que se consultaría y se tendría en cuenta a los pueblos indígenas en la elaboración de la lista de “prioridades para la construcción de la nación”, horas después de que la Asamblea de Primeras Naciones advirtiera que las comunidades no habían visto el proyecto de ley que permitirá aprobaciones aceleradas, lo que podría generar más conflictos y litigios.